EL RECUERDO QUE SE PALPA, LA FOTO QUE SE PASA.

Cuantas veces hacemos fotos con el celular, o con la cámara digital, de un buen momento con amigos, de la reunión familiar, del amor de la vida. Esa foto que apenas tomada, todos, o al menos los más vanidosos vienen a ver en seguida, para comprobar que salieron bien, y si cumple sus expectativas te dicen: pásame la fooooto! Y ese recuerdo maravilloso, queda en la memoria de tu cámara o celular, y en la memoria del celular de quien te pidió que se la pases, para no ver la luz nunca más, ocupando inútilmente bits.

Con el tiempo esa foto termina en el puesto mil de memoria digital, eso si no se te perdió, dañó o robaron el celular, con lo cual definitivamente puedes declararla perdida. Así pasa la vida y un día por casualidad mientras buscas algo, aparece ese recuerdo tan importante de tu vida, te quedas viéndolo con nostalgia, dibujas una media sonrisa añorando esos momentos importantes, después las prisas de todos los días te traen a la realidad y esa foto volverá al archivo, sin pena ni gloria.

Es por eso que defiendo la impresión de las fotos, no de todas claro, sería un desperdicio de recursos, árboles y dinero, además no habría pared ni álbum capaces de contener todas las fotos. Pero siempre hay esa foto que te acerca casi de manera mágica al momento vivido, y sabes qué, como puedes verla cada vez que pasas por ese lugar de tu casa, tocarla, acercarla a tu pecho, abrazarla; esa foto te transporta al momento exacto de tu vida en que fue captada, se vuelve actual y real cada vez que la miras, una ventana a tu pasado, donde tu familia y amigos no pasan un día, igual que tu sentimiento por ellos.

Por eso, imprime las fotos, no te quedes sin la oportunidad de compartir y abrazar tus recuerdos.